Los interrogantes que plantea el mercado granario de cara al ciclo 2025/26 no son pocos. Las producciones en los países referentes en cada producto son crecientes (maíz en los EE.UU. camino a un récord y soja en Brasil probablemente también). No obstante, las reservas mundiales de trigo y maíz volverían a caer y las de soja no se recuperarían. En otras palabras, la demanda global continúa traccionando con fuerza y absorbiendo los excedentes que se verifican año tras año: un tema para tener muy en cuenta y que pocas veces es destacado por los analistas y operadores internacionales.
Los gigantes como China no aflojan, India comienza a crecer también y los países del sudeste asiático aumentan su consumo año tras año. Allí estuvimos durante quince días hasta el sábado pasado (Malasia, Vietnam y Tailandia) y fuimos testigos de que el aumento del ingreso per cápita de sus habitantes en esa región del mundo se traduce en un perfeccionamiento en los hábitos de consumo y mejoras en su dieta. Hay que tener en cuenta que Vietnam es uno de los principales generadores de agrodivisas de nuestro país. El primer importador de maíz argentino y de harina de soja (nuestra “vedette”).
A estas consideraciones se les debe sumar el cambio que se viene verificando en la matriz energética mundial, en la cual el carbón, el gas natural y el petróleo van dando paso a fuentes de energía renovables en forma creciente y sostenida. En EE.UU. ya se ha consolidado la utilización de más del 40% del maíz para producir etanol (145 MMTT) y el reciente mandato para aumentar en forma sustantiva la utilización de aceite de soja para la producción de aceites vegetales hidrogenados para nafta de aviación ya es un hecho. En Brasil, la historia es similar en su proceso, con caña de azúcar y ahora crecientemente con maíz.
La sorpresa del USDA
Mientras tanto, la plaza granaria internacional toma nota de los datos que habitualmente la movilizan. En su reporte del 12 de este mes, el USDA sorprendió al mundo al aumentar el área sembrada con maíz en EE,UU en 900.000 hectáreas respecto de su estimación del 30 de junio pasado (algo absolutamente insólito e inusual) y consecuentemente redujo en un millón de hectáreas la superficie implantada con soja. Como resultado de ello, las cotizaciones de la oleaginosa en Chicago reaccionaron con singular firmeza. En nuestra opinión, ello es absolutamente justificado, toda vez que el rinde que ahora utiliza el USDA no pareciera condecirse con la calificación de los cultivos que el mismo Organismo publica todos los lunes. En definitiva, si se repitieran los rindes del año pasado, los stocks de cierre en EE.UU. para el ciclo 2025/26 se ubicarían en los más bajos en muchos años y obligaría al consumo interno estadounidense a racionar vía precios la demanda externa para asegurar el abastecimiento interno. Ello podría entonar las cotizaciones de la soja en Chicago a medida que avanzamos en el calendario (léase marzo/junio). Atención sojeros argentinos. Pero la realidad es que entre EE.UU. y Argentina está la “aduana” de Brasil. Y es muy probable que nuestros vecinos vuelvan a crecer en producción (la “pesadilla” es inevitable). Entonces, la instrumentación de estrategias de cobertura por parte del productor argentino combinadas con Chicago pareciera ser una excelente opción. Sin apuro. Sabiendo manejar los “tiempos del mercado”.
El autor es presidente de Nóvitas SA.
Por Enrique Erize