Desglobalización: China está realizando grandes esfuerzos para reducir a la mínima expresión la importación de cereales

Mala noticia. El gobierno central chino está realizando grandes esfuerzos para reducir la dependencia de las importaciones de productos agroindustriales. Y tiene la meta de dejar de depender de las importaciones de trigo y maíz.

Si bien China seguirá siendo un importador neto de alimentos, la realidad es que, en el nuevo contexto de desglobalización, el autoabastecimiento de alimentos (también de energía) pasó a ser un factor crítico.

El USDA pronostica que la producción china de maíz en la campaña 2025/26 sería de 298 millones de toneladas versus 294 y 288 millones en los dos ciclos inmediatos anteriores.

“El plan gubernamental de expansión de la capacidad de producción de granos busca aumentar los rendimientos mediante la mejora de las técnicas agrícolas y el desarrollo de tierras agrícolas de alta calidad”, señala el informe del USDA. En algunas regiones ya están cultivando maíz como si se tratase de frutillas.

La provincia noroccidental de Xinjiang ha incrementado su producción de cereales en más de 5,0 millones de toneladas anuales durante tres años consecutivos. Ese crecimiento se debe a la continua expansión de la superficie sembrada, al desarrollo de tierras agrícolas de alta calidad (que actualmente abarcan el 56,7 % de la tierra cultivable) y a la mecanización.

“La siembra directa ha mejorado la eficiencia del rendimiento de maíz, especialmente en el sistema de doble cultivo implementado en el sur de Xinjiang. En algunas zonas, la densidad de siembra puede alcanzar hasta 127.500 plantas por hectárea, lo que demuestra un importante potencial de rendimiento. La base local de producción de maíz de alto rendimiento ha alcanzado un rendimiento promedio de aproximadamente 17.400 kg/ha”, explica el USDA.

En ese marco, se espera que las importaciones de maíz disminuyan en 2025/26 a 8,0 millones de toneladas, ya que el gobierno central chino viene en los últimos años desalentando activamente la importación de granos mediante diversas regulaciones.

La producción de trigo para 2025/26 fue proyecta por el USDA en 141 millones de toneladas “gracias a las ayudas oficiales y a las iniciativas de riego, que compensarán parcialmente las condiciones de sequía en las principales regiones productoras”.

“A pesar de las preocupaciones sobre la producción, la calidad del trigo chino ha mejorado en general, con un mayor contenido de gluten. El gobierno activó su programa de ‘precio mínimo’ en junio pasado para estabilizar los mercados, ya que el trigo sustituye cada vez más al maíz en la alimentación animal”, añadió el USDA.

La meta de Pekín se centra en intentar lograr la autosuficiencia de cereales mediante mejoras en la producción nacional, manteniendo, ante cualquier eventualidad, reservas estratégicas de maíz y trigo.

“El gobierno chino aspira a reducir el uso de cereales y oleaginosas en la alimentación animal al 60% para 2030 mediante el desarrollo de forrajes alternativos”, advierte el documento. Entre las alternativas que se están promoviendo se incluyen el uso de desechos alimentarios, proteínas microbianas y harina de insectos, además de mejorar la producción de pastos (fundamentalmente alfalfa) en el caso de rumiantes.

“Los gobiernos central y locales de China han estado limitando las importaciones de granos desde abril de 2024 para proteger los intereses de los agricultores de los bajos precios internos. Para eso, han establecido barreras a las importaciones de maíz en zonas francas, convocado a los principales comerciantes a reuniones del sector e instado a reducir las importaciones, retrasado los procesos de despacho de aduanas y la emisión de documentos para realizar operaciones de comercio exterior”, expresa el USDA.

En lo que respecta al sorgo, tampoco hay buenas noticias, ya la oficina del USDA en Pekín estima que las importaciones de ese cereal en 2025/26 serían de 5,0 millones de toneladas, lejos del nivel alcanzado en 2023/24.

Además de su uso forrajero, el sorgo en China se emplea para elaborar una bebida alcohólica tradicional conocido como baijiu. “La producción china de baijiu se ha desplomado más del 70%, desde su pico en 2016, debido a la desaceleración del crecimiento económico, la caída de la renta disponible, la reducción de la inversión, la disminución de los banquetes de negocios y de los matrimonios, el envejecimiento de la población, la creciente concienciación sobre la salud, la reducción del consumo entre las generaciones más jóvenes y las restricciones más estrictas al gasto público en alcohol”, comenta el informe.

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