El «precio de pizarra»: cómo se define la referencia del mercado granario argentino

En el corazón del principal polo agroexportador de Argentina, en la Bolsa de Comercio de Rosario, opera una institución clave para el mercado de granos: la Cámara Arbitral de Cereales. Su presidente, Lucas Ficosecco, explicó en detalle el rol fundamental de esta entidad y, en particular, cómo se construye y funciona el célebre «precio de pizarra», una referencia que trasciende las operaciones diarias para influir en diversos aspectos de la economía rural y fiscal del país.

La Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario es definida por Ficosecco como el órgano de la bolsa destinado a resolver los conflictos contractuales dentro del mercado de granos. Actúa como un «tercer imparcial» que busca acercar a las partes (compradores y vendedores) para solucionar eventuales disputas.

Su composición es equitativa, representando a todos los eslabones de la cadena. Por el lado de los compradores, hay tres representantes de los exportadores, tres de la industria aceitera, y tres de los molinos harineros. Por el lado de los vendedores, están representados los corredores (tres), las cooperativas (tres), los acopiadores (tres), y los productores (tres). Los miembros, conocidos como «camaristas», se renuevan anualmente a propuesta de sus respectivos sectores.

Una tradición de 120 años

Una de las funciones más relevantes y reconocidas de la Cámara Arbitral es el establecimiento de los precios de pizarra. Esta tarea tiene una historia de 120 años, consolidando una «historia viva» del precio de pizarra en Rosario.

La pizarra de Rosario fija precios para soja, maíz, trigo, girasol y sorgo. Pero no cualquier operación califica: solo se consideran aquellos productos que estén disponibles para entrega inmediata, es decir, desde el momento de la operación hasta un plazo máximo de 30 días. Además, la operación debe ser de pago contado contra entrega.

Ficosecco subrayó que el precio de pizarra tiene un proceso de «limpieza». Esto significa que se excluyen del cálculo factores que puedan alterar el precio base del grano, como los costos de almacenaje que implican las entregas a más de 30 días (por ejemplo, a 40, 50 o 90 días) o las tasas de interés asociadas a pagos a plazos. El objetivo es reflejar el precio puro del grano disponible y pago al contado.

Rosario, la referencia nacional

La importancia de este precio trasciende el ámbito local porque Rosario es la referencia a nivel país en cuanto a exportaciones de granos. El mayor polo de exportación de Argentina se concentra en los 60 km alrededor de Rosario. Por lo tanto, el precio de pizarra de Rosario representa a los cereales que se negocian en el ámbito de su Bolsa de Comercio para ser entregados en estos puertos.

La fijación del precio de pizarra es un proceso diario. Todos los días, a las 10 de la mañana, se reúnen cinco «semaneros». Este grupo está compuesto por dos representantes de los compradores, dos de los vendedores y un representante de los corredores, que actúan como nexo entre las partes. Estos cinco miembros rotan diariamente para asegurar la proporcionalidad y evitar alteraciones.

Los semaneros son todos operadores del mercado con conocimiento directo de las transacciones. Para fijar el precio, se nutren de información proveniente de diversas fuentes:

1 Declaraciones de operaciones: Cualquier operador o socio de la bolsa puede declarar a la cámara las operaciones que realizó el día anterior.
2 Mercado de Término (Matba Rofex / A3): Se toma información de este mercado, considerando el 10% del volumen operado en posiciones con opción a entrega física (delivery), ya que este porcentaje se considera libre de especulación y representa operaciones genuinas de comprador y vendedor. Este 10% no es arbitrario, sino resultado de estudios sobre el mercado.
3 Plataforma Siogranos: También se utiliza información de Siogranos, una plataforma nacional de información.

Ficosecco aclaró que los precios internacionales no se toman en cuenta directamente, pero sí indirectamente. Esto se debe a que los precios negociados el día anterior en la Bolsa de Comercio de Rosario ya reflejan las subas o bajas del mercado global. Aunque Argentina incide, no es formadora de precios a nivel mundial; sus precios tienden a copiar las fluctuaciones internacionales. La pizarra, al ponderar estos precios negociados, termina reflejando esa influencia.

La variable más crítica para la formación del precio de pizarra es el volumen operado el día anterior en la Bolsa de Comercio de Rosario. Si bien factores como el clima o la presión de cosecha inciden en los negocios subyacentes, para la pizarra lo crucial es el volumen y la «ponderación leal» que hacen los camaristas basándose en las declaraciones y el conocimiento del mercado del día previo.

Más allá de la operación

El precio de pizarra es mucho más que una simple referencia para las operaciones en la Bolsa. Su trascendencia, antigüedad y prestigio hacen que se utilice como base para numerosos negocios y cálculos en el sector agropecuario argentino. Por ejemplo:

1 Precio de entrega en acopios: Un productor que entrega granos en un acopio generalmente toma el precio de pizarra como referencia.
2 Cálculo de arrendamientos: Se utiliza para calcular el pago de alquileres de campos.
3 Base imponible de impuestos: Sirve para determinar la base sobre la cual se aplican ciertos impuestos.

Aunque a veces criticado, Ficosecco enfatizó que es el precio con mayor relevancia, prestigio y representatividad, ya que captura la esencia del negocio disponible del día anterior.

Adaptación a la tecnología

La Cámara Arbitral se adapta constantemente a los cambios del mercado, incluyendo el avance de la tecnología. El «piso» de la bolsa, donde históricamente se voceaban las operaciones, sigue existiendo y muchos operadores trabajan allí, pero la cámara ha incorporado información de plataformas digitales y mercados a término. Ficosecco es enfático: «Si nosotros hoy como cámara no nos adaptamos al cómo hacia dónde va el mercado, desaparecemos».

El proceso de fijación de precios cuenta con mecanismos de contralor y revisión. Los semaneros pueden sospechar si una declaración no se alinea con lo que observaron en el mercado. Tienen herramientas para verificar: inicialmente, las declaraciones son anónimas para ellos, pero el funcionario de la cámara sí conoce al declarante y puede pedirle detalles de la operación. Si persisten las dudas, pueden solicitar los «boletos» (contratos) y verificarlos en el sistema digital «Confirma» de la Bolsa de Comercio de Rosario, asegurándose de que la operación declarada es real y coincide con el contrato. Si se encuentra un error, el precio se rectifica.

Existe también una Comisión de Pizarra, integrada por tres representantes de cada sector, que monitorea día a día posibles desviaciones en el precio y evalúa si es necesario hacer ajustes estructurales, como el debate actual sobre cómo cotizar la pizarra en dólares.

Una foto diaria, no una proyección

Es crucial entender que el precio de pizarra es una foto del día, un reflejo histórico de lo que sucedió el día anterior y en meses previos, pero no sirve para proyectar a futuro, explicó Ficosecco. Aunque operadores con experiencia puedan usar este historial para sus propias proyecciones, la pizarra en sí misma documenta el pasado reciente.

Factores actuales, como la cosecha de soja argentina (generando exceso de oferta y presionando precios), el régimen cambiario (que tuvo impacto, pero menos significativo de lo esperado inicialmente debido a la demanda de los compradores), y la baja de retenciones (que afecta directamente el precio final que recibe el productor), inciden en los precios negociados día a día y, por ende, se reflejan en la pizarra. El mercado, en esencia, sigue siendo un juego de oferta y demanda.

Así, el «precio de pizarra» de Rosario, con su metodología y controles, se mantiene como un pilar informativo y de referencia insustituible para el vasto y dinámico mercado de granos de Argentina.

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