Ensayos realizados por el INTA Cañada de Gómez -Santa Fe- con la colaboración de productores y técnicos determinaron que la incorporación de los cultivos de cobertura, disminuye los procesos de erosión hídrica, controla las malezas y aumenta el aporte de macroelementos al suelo.
Para los especialistas, los beneficios de su incorporación se ven en el incremento de la productividad de los cultivos de renta y en el aporte a la sustentabilidad de los sistemas agrícolas. Contribuyen al balance del agua de los suelos, a la disminución de los procesos de erosión hídrica y al control de malezas; a la vez que incrementan la captura y almacenamiento de carbono.
Los sitios experimentales conducidos en la zona, se han basado en la implantación de un cultivo de cobertura invernal en secuencias de cultivos de verano, en especial en soja y maíz, que ocupan la mayor superficie sembrada en la región. Además de contribuir a la fijación de carbono, los cultivos de cobertura reciclan nutrientes y las especies leguminosas fijan nitrógeno por simbiosis en sus raíces, explican desde el INTA.
“En forma paralela a la evaluación de su inclusión como antecesores de soja, y siempre trabajando en establecimientos rurales de la región, se desarrollaron experiencias en maíz en diferentes ambientes, probando diferentes cultivos de cobertura y niveles de fertilizantes nitrogenados minerales, con el objetivo de medir su efecto sobre el rendimiento del maíz”, Julia Capurro, especialista en cultivos de cobertura.
Se trabajó en densidades de siembra de cultivos de cobertura y su impacto en la producción de materia seca final. Y se evaluó la producción de biomasa y su consumo de agua, en diferentes momentos de supresión de su crecimiento. Se estudió de igual modo, el efecto de los cultivos de cobertura en la mitigación de la erosión hídrica, a fin de disminuir las pérdidas de agua, carbono orgánico y nutrientes del suelo, que forman parte de los escurrimientos superficiales, producidos por las lluvias en suelos agrícolas.
Capurro agregó: “Hemos evaluado además la producción de semilla de diferentes especies de cultivos de cobertura disponibles en la región, y el comportamiento de nuevas especies que se incorporan a la práctica, con el objetivo de conocer sus aportes a los sistemas productivos”.
En una de las últimas investigaciones, el equipo del INTA Cañada de Gómez estudió el aporte de algunos macroelementos que las distintas especies de cultivos de cobertura realizan al suelo mediante sus tejidos vegetales aéreos -es decir, tallos, hojas y flores- al momento de la supresión de su crecimiento.
Los resultados concluyeron que los aportes al suelo en biomasa aérea fueron significativamente superiores en las especies gramíneas y sus mezclas con leguminosas; en tanto que el aporte de Nitrógeno, Fósforo y Azufre fue superior en las especies leguminosas Vicia sativa y Vicia villosa, respecto del resto de los tratamientos.