El uso y manejo de fitosanitarios sigue en ascenso con una mayor producción de la industria nacional

Prevén que el consumo de agroquímicos crezca un 5% al final de este año con una marca destacada de 340.000 toneladas producidas en el país. Los precios se incrementan superando la evolución del tipo de cambio, observando una mejora con respecto a los años anteriores. Tales sentencias surgen del “Estudio del mercado argentino de fertilizantes y agroquímicos”, desarrollado por Claves Información Competitiva.

Aportan que el aumento en la demanda de agroquímicos y su precio implica para el productor una necesidad de cosechar más para pagar los insumos de síntesis química, generándoles gran dependencia al paquete tecnológico: insumos, semillas, maquinarias. Esta dependencia de agroquímicos no es solo un riesgo financiero para el productor, sino que también genera un desgaste de suelos perjudicando las generaciones futuras.

La guerra, el aumento del precio del gas y en consecuencia de los insumos para agroquímicos, generan aumento de precios en alimentos, creando una crisis alimentaria mundial, lo que pone nuevamente en jaque el sistema de producción de alimentos, siendo lineal y petro dependiente.

El consumo de fertilizantes en Argentina equivale al 1% de la producción global, aunque hay una gran dependencia del comercio exterior. De los 5,7 millones de toneladas de fertilizantes que consumió Argentina en 2021, más de 4 millones fueron importados.

La guerra entre Rusia y Ucrania genera gran impacto en el mercado internacional de granos y fertilizantes. Pese a que los precios y los márgenes del trigo son los más altos de los últimos años, el mercado de fertilizantes en Argentina se estima que será de 5,4 millones de toneladas en el 2022. Esto muestra una caída del 5% contra el consumo récord de 2021.

Para el 2021, la producción nacional de agroquímicos cayó un 10.5%, pudiéndose deber internamente a las malas condiciones climáticas de principio de año, dificultades al comienzo del otoño y del menor volumen de la campaña 20/21. A contramano del sector industrial general, que recuperaba fuerzas después del año con mayores restricciones, creciendo un 15,8%.

Sin embargo, la caída de producción de agroquímicos fue mundial, dada la escasez de materias primas, problemas de transporte de mercancías, y el inicio de lo que ahora se considera una crisis energética, durante la paulatina recuperación económica mundial, incluyendo la de China.

El consumo de fertilizantes nacionales cayó un 17%, en concordancia con la caída de la producción, y se contrapone con el aumento del consumo de fertilizantes importados (21%) en el 2021.

El año 2022, tanto el sector industrial general, como el de producción de agroquímicos nacional crecen respecto al 2021. El sector de agroquímicos pega un salto, creciendo un 19,7% hasta agosto del 2022, luego de la caída del año anterior. Los mejores precios internacionales son un incentivo que generó mayor demanda.

Si bien cae la producción y las hectáreas, el mercado de agroquímicos se muestra pujante – debido a la mayor resistencia de las especies al incremento en las dosis – en los últimos 2 años alcanzó récords máximos y es de esperarse que vuelva a ocurrir lo mismo en 2023. Más cuando la producción agrícola, se ve influenciada por excelentes precios internacionales, la única complejidad que se observa en el horizonte es la incertidumbre política sobre el mercado agropecuario en general y el empobrecimiento de los suelos.

La industria de agroquímicos es estructuralmente deficitaria, ya que no solo los productos, sino también los insumos que se utilizan para la producción local son de origen importado. El déficit de la balanza comercial fue de casi 2611 millones de dólares en 2021. Si bien en el peso total es pequeño, se observa un gran aumento en las exportaciones de fertilizantes a los países vecinos como Uruguay, Paraguay y chile. En los primeros 10 meses del 2022 llegaron a los 377 millones de dólares.

Respecto a las importaciones de fertilizantes, en los primeros 10 meses del 2022 ya se incrementan un 9%, destacando el aumento del nomenclador 3104 (Abonos minerales o químicos potásicos) incrementándose un 145%. En tanto que, han cambiado los orígenes, históricamente se dividía entre Rusia y EE.UU. y en los últimos años se empezó a importar de Marruecos y China.

Las modificaciones introducidas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) – comunicación A7622- en octubre 2022, al régimen de importaciones, podrían frenar las importaciones de agroquímicos, al cambiar las condiciones de operatividad de las empresas y los criterios para el pago de insumos importados

Desde el sector exigen que se aprueben los SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) considerando los tiempos de la producción, ya que existan productos arribados -tanto fitosanitarios como fertilizantes- sin la posibilidad de descarga en los puertos.

En noviembre hay gran necesidad de insumos para los cultivos de verano, de no contar con los fertilizantes a tiempo, por cada dólar que no se invierta en los mismos, se perderán varios dólares en divisas.

El clima de todos los sectores siempre estará influenciado por la macroeconomía argentina y su incertidumbre. La campaña 2021/22 tuvo una menor siembra, una superficie implantada de trigo de 6,1 millones de hectáreas y 1,3 millones de cebada que, representan una superficie del 9% inferior para el trigo y un crecimiento del área del 17,6% para la cebada. Si bien el aumento de los precios de los granos son un incentivo para la cosecha futura, el aumento en los costos, sobre todo en los agroquímicos, cambia la ecuación. El nuevo dólar Soja incentiva a una mejor paga, pero, al mismo tiempo, lo hace con gran incertidumbre futura. El aumento de la inflación es un problema cada vez más grave, y controlar el aumento de los precios de alimentos es esencial.

El sector de agroquímicos tiene una gran dependencia del exterior, sumado a la escasez de divisas y a las restricciones a las importaciones, genera una gran incertidumbre. Dadas las nuevas medidas que complican la importación, la tecnología de protección de cultivos podría no llegar a tiempo a los campos, que justamente son, una de las principales fuentes de ingreso de divisas al país.

Con la dependencia tecnológica del campo, el sector tiene gran potencial, pero no hay que dejar de lado los conflictos ambientales bajo los que se encuentra. A pesar del aumento del rendimiento en los cultivos, esto genera una economía extractivista, y dependencia de las importaciones.

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