La siembra de maíz y soja es la más baja en 22 años

El avance de la siembra gruesa viene atrasado por falta de agua en amplias zonas de nuestro país. Un tercer año Niña consecutivo afecta con especial énfasis a los dos principales cultivos argentinos, con una humedad de suelos muy limitada por niveles de lluvias sostenidamente por debajo de la media. En este marco, la siembra de maíz y soja en la Argentina se encuentra en torno a los 6 millones de hectáreas, un 40% por debajo del avance del año pasado. No conforme con ello, este volumen de hectáreas efectivamente cubiertas es el más bajo desde la campaña 2000/01, marcando el avance de siembra más lento en 22 años.

En el caso del maíz, según datos oficiales, se ha completado la siembra de 3,3 millones de hectáreas, el 32% del área de intención y la superficie más baja para esta altura del año desde la campaña 2015/16. En tanto para la soja, los 2,8 millones de hectáreas implantadas a la fecha representan la superficie más baja para mediados de noviembre desde el año 2000/01.

En un marco de tensiones en las cuentas externas argentinas, esta demora en la siembra tendrá su impacto en la producción que veremos en algunos meses, teniendo en cuenta que entre los complejos Soja y Maíz se explicaron más del 42% de las exportaciones en 2021. Como bien destacó la Guía Estratégica del Agro (GEA – BCR) por este atraso de la siembra, el potencial de soja en la región será el más bajo de los últimos 12 años, ya que el 76 % de la soja de primera en la Región Núcleo se sembrará fuera del período dónde se obtienen los máximos potenciales. Como resultado, el potencial de rindes del cultivo (es decir, el techo de productividad alcanzable) se ajusta a la baja. Si bien las recientes lluvias han traído alivio a muchas zonas productoras, las últimas precipitaciones fueron insuficientes para el 75% de la Región Pampeana.

Por su parte, si bien la siembra de maíz recorta algo de diferencia con años anteriores en Córdoba, Entre Ríos y La Pampa, en los departamentos de Santa Fe no se superó ni la mitad de la superficie objetivo, cuando el año pasado ya habíamos pasado la barrera del 70% a esta altura del año. En la provincia de Buenos Aires, la siembra maicera lleva la mitad de avance que el año pasado, con un 36% de coberturas sobre el área objetivo, lejos del 73% de la campaña anterior.

Con este contexto, si bien mayoritariamente se buscará mantener el esquema de maíz y soja que se viene planteando en términos de siembra, el sostenimiento de este dependerá de cómo se den las lluvias en las próximas semanas, y existe el riesgo de que aún más hectáreas pasen a soja. Este potencial desplazamiento tendría variados impactos sobre la producción y la exportación agroindustrial. Por un lado, tomando el promedio de los últimos cinco años, encontramos que una hectárea sembrada con maíz produce 8 toneladas de grano, en tanto que una hectárea destinada a soja produce 3 toneladas. En otras palabras, el rinde en volumen del cereal es casi el triple, por lo que su sustitución redundaría en una caída en la contratación de servicios y fletes, así como también otras industrias conexas.

Asimismo, el maíz implica una mayor inversión en términos de insumos. Para implantar una hectárea con maíz, el productor promedio en zona núcleo debe realizar una inversión inicial sólo en insumos, siembra y pulverización (sin contabilizar el valor de la tierra) de US$ 767, en tanto que por una hectárea de soja deberá “enterrar” US$ 461, un 40% menos. En cuanto a margen que le queda al productor, a los números actuales y asumiendo rindes de 4,2 y 2,8 toneladas por hectárea para soja de primera y de segunda, respectivamente, y rindes de 10 y 8,5 para ambas variedades de maíz, al productor de soja de zona núcleo le quedará un margen neto promedio de US$ 460/ha en campo propio, y US$ 48/ha en campo alquilado; en tanto que el productor de maíz podrá aspirar a un margen promedio de US$ 686/ha en campo propio o US$ 162/ha sobre lotes arrendados. En otras palabras, el maíz le deja al productor (con los números actuales) una ganancia promedio superior, que se traduce a su vez en mayor potencial de inversión para las campañas subsiguientes, siempre que pueda contar con las condiciones ambientales y económicas suficientes para arriesgar una inversión mucho mayor en dólares.

Finalmente, del lado del comercio exterior, aunque el valor por tonelada de la soja resulta superior al maíz, al obtenerse más kilos por hectárea sembrada de este último, el ingreso potencial de dólares del comercio exterior es superior para el cereal que para la soja. Haciendo un ejercicio teórico en base a los precios de exportación oficiales, se tiene que una hectárea de maíz destinada al comercio externo permite un ingreso de divisas adicional de divisas de entre US$ 640 y US$ 670 respecto a una hectárea destinada a soja. En efecto, valuando las 8 toneladas de maíz que produce una hectárea a su precio promedio de exportación de US$ 307/t, se obtendría una valuación de US$ 2.440/ha. Las 3 toneladas que se obtienen de una hectárea de soja, en tanto, valuadas al precio FOB de US$ 597/t arrojan una valuación de US$ 1.773/ha, que mejora a US$ 1800/ha si asumimos que se exporta como subproductos (harina y aceite).

Merece la pena destacar que estos números son estimados tomando rindes promedio a nivel nacional. Los resultados pueden cambiar en cada zona productora en función de sus rendimientos particulares, los precios y el momento de venta (la presente estimación es realizada con un precio específico para una jornada) y los márgenes productivos que se tengan en consideración para cada zona, lo que también afecta sustancialmente la decisión de cultivo a la hora de la siembra.

De más está aclarar que lo anterior no va en detrimento del principal complejo exportador de la economía argentina, la soja, sino solo poner blanco sobre negro para la creencia generalizada que si se siembra más soja que maíz, ello permitirá un mayor ingreso de dólares del exterior. El Complejo Soja es, además, uno de los principales puntales de la actividad y el empleo regional en la zona del Gran Rosario, y el que justifica que nuestra región constituya el segundo nodo portuario más importante del mundo en exportaciones de granos y subproductos.

Fuera del cálculo unitario por hectárea sembrada, de soja se siembran en promedio 17 millones de hectáreas de soja, mientras que de maíz algo menos de 7,5 M ha, tomando los últimos cinco años como referencia. A raíz de ello, para tomar como referencia la última campaña 2021/22, entre exportaciones de poroto, aceite y harina las ventas al exterior del Complejo Soja alcanzaron casi 40 millones de toneladas, o US$ 23.841 millones, en tanto que las de grano de maíz también sumaron 40 Mt, o US$ 9.295 millones.

En términos de precios, la semana se vio atravesada por las negociaciones por la extensión del corredor de granos de Ucrania, finalmente exitosas. Próximo al vencimiento del acuerdo, mañana 19 de noviembre, se logró la extensión por otros 120 días del corredor de exportaciones de granos, lo que permite a Ucrania seguir embarcando sus exportaciones desde el puerto de Odesa, principalmente trigo, maíz y girasol. Sin embargo, no se han resuelto muchas tensiones en los mercados de insumos, lo que tensiona la producción de maíz de la campaña venidera.

La potencial tensión productiva viene pesando más que el acuerdo, y el maíz cierra la semana con ganancias del 1,4%, en torno a los US$ 263/t para la posición de más volumen operado en Chicago este jueves. Lo mismo se observó en Matba-Rofex, con subas del 1,2% y un ajuste de US$ 257,5/t este jueves en la posición enero.

Por su parte, la soja sí finalizó la semana con pérdidas, anotando bajas del orden del 2,2% en Chicago. No conforme la extensión del corredor, se registraron nuevos casos de coronavirus en China, con nuevos focos de población confinada por la política de Covid Cero. A pesar de la potencial limitación de la demanda del gigante asiático, las pérdidas en Matba-Rofex fueron más acotadas, quedando los precios de la posición noviembre prácticamente sin cambios entre el cierre de ayer y el del viernes pasado, con un precio de ajuste de US$ 391,7/t.

El continente asiático gana terreno en las exportaciones de maíz argentino

Con más de 17 Mt exportadas en los primeros 8 meses de la campaña, Asia gana protagonismo en las exportaciones del maíz argentino. De los diez primeros destinos de exportación del cereal, seis se ubican en el continente asiático. Con Vietnam y Corea del Sur encabezando el podio, se exportaron más de 4,5 Mt a cada uno de estos dos países, llevándose cada uno más del 15% del total exportado. Detrás de Perú, Argelia y Egipto encontramos a Arabia Saudita y a Malasia en los puestos 6 y 7. A cada uno de estos destacados asiáticos destinos se exportaron cerca de 2,2 Mt en lo que va de la campaña.

Quien asoma en el décimo puesto y gana participación en los embarques en los últimos años es el Japón. El país del sol naciente recibió más de un millón de toneladas de maíz argentino, embarcado mayoritariamente en el Gran Rosario. Para la nueva campaña, el consumo de maíz en Japón se mantendría en torno a los 15 Mt en la campaña venidera, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, siendo importado en su totalidad ya que no hay producción de maíz a gran escala en este país.

Consecuentemente, la suba de exportaciones argentinas a Japón se explica en la merma exportadora de maíz por parte de Estados Unidos, que pasó de embarcar maíz por casi 70 Mt en 2020/21 a 54 Mt proyectadas para la campaña 2022/23. En la campaña 2020/21 la potencia norteamericana fue responsable de más del 70% de las importaciones de maíz de Japón, con Brasil ocupando el segundo lugar, con un market share del 26%.

Compartir: