En una serie de trabajos técnicos, la Bolsa de Comercio de Rosario trazó recientemente una radiografía del cultivo, transporte y procesamiento de girasol en Argentina, en el que se muestra el buen momento de la oleaginosa, tanto por motivos internos como gracias al mercado internacional.
Según los analistas de la entidad Federico Di Yenno y Julio Calzada, las labores de implantación del girasol 21/22 sentaron las bases para una buena campaña comercial al comienzo de este nuevo año. Las decisiones de siembra estuvieron positivamente influenciadas por los buenos márgenes de la campaña anterior, la necesidad “de hacer caja”, la intención de incrementar el hectareaje en algunas zonas luego de la escasez de agua en el último ciclo y un pronóstico de Niña que ya avizoraba mayores probabilidades de tiempo seco para todo el país (la morfología del cultivo le permite una mayor tolerancia a la escasez hídrica).
Más área
Los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca de la Nación, indican que la siembra de girasol alcanza un total de 1,77 millones de hectáreas (M ha), representando un incremento del 5,8 % respecto a la campaña anterior. La intención de siembra, según el organismo nacional, había sido de 1,9 M ha en agosto. En septiembre esta estimación se vio reducida debido a las condiciones de sequía que se presentaron en Chaco y Santiago del Estero. Esto generó que se terminara la siembra en esta zona con la mitad de la superficie inicialmente estimada. A pesar de esto último, las regiones en donde se informan los aumentos principales fueron en el centro-oeste de Buenos Aires con un crecimiento del 6 % del área en la provincia (1,09 M ha) y en Chaco, que incrementó un 30 % el área (129 mil ha) después de los problemas generados en la campaña anterior. En dicha campaña, la falta de agua y reservas hídricas escasas en para gran parte del área habían generado que sólo se puedan implantar 98 mil hectáreas cuando el promedio de los últimos 4 años ha sido de 400 mil.
En el núcleo girasolero del NEA (Santiago del Estero, Norte de Santa Fe y Chaco), los lotes de girasol que se llegaron a implantar se desarrollaron bajo un estado general bueno considerando la extensa sequía en que se desarrolló gran parte de su ciclo. Según MAGyP los rindes de cosecha reportados en Chaco se encuentran en el orden de los 18 qq/ha en promedio, un valor que supera en promedio a las campañas anteriores.
Por otro lado, en la región productiva del sur, más precisamente en el Sudeste de la provincia de Buenos Aires el cultivo se está abriendo por el período de floración, etapa crítica para la definición del rendimiento.
Molienda en alza
La provincia de Buenos Aires (la principal región productora con el 64 % del total) produciría 2,27 Mt. En segundo lugar, se ubicaría Santa Fe con 405 mil toneladas (11 % del total) y en tercer lugar estaría La Pampa produciendo esta campaña 363 mil toneladas (10 % del total). La producción de estas zonas se estima utilizando un rinde tendencial de 10 años para Buenos Aires y de 20 años para el resto de las provincias. Debido a esto, la producción de la Región Norte del país sería de 0,23 Mt aumentando 70 mil toneladas respecto a la campaña anterior. La producción de la Región Centro del país aumentaría 20 mil toneladas respecto de la campaña anterior, situándose en 840 mil toneladas. La Región Sur del país sería la de mayor participación nacional (69 % del total), aumentando 160 mil toneladas respecto a la campaña anterior, produciendo 2,49 Mt.
Esta mayor producción traería como consecuencia un mayor crushing respecto al año pasado y mayores stocks finales, con una industria aceitera que operaría con mayores niveles de utilización de la capacidad instalada.
Déficit regional
Para la campaña 2021/22, la demanda de harina de girasol y expellers para alimentación animal se mantendría alta, de la mano de una disminución de los stocks mundiales de la oleaginosa sumado a precios al alza de aceite vegetales en 2022. Al mismo tiempo, la recuperación de la economía doméstica ayudaría a que se sostenga el nivel de consumo interno de aceite de girasol. De esta manera, se esperan exportaciones de semilla de girasol por 170 mil toneladas y una industrialización de girasol (crushing) de 3 Mt.
La Región Centro, como concentra una mayor capacidad de industrialización es la que tiene la mayor participación en el crushing de girasol a pesar de tener una participación en la producción nacional de sólo el 23,5 %. Se puede decir que la región consume mucho más girasol de la que produce anualmente, ya que la molienda de girasol excede a la producción que se registra calcula dentro de esta zona.
Por esto, para 2022 se espera un déficit regional del girasol el cuál será cubierto por la producción de la Región Sur. Los centros de consumo principales que generan este déficit regional serían General Deheza en Córdoba, donde se espera un consumo de 570 mil toneladas en 2022 (notar que la producción de Córdoba será de 144 mil toneladas) y Junín en el norte de Buenos Aires con un consumo de 600 mil toneladas (la producción del norte de Buenos Aires es sólo de 150 mil toneladas).
Lo más probable es que este girasol provenga de La Pampa para Córdoba muy posiblemente por la ruta 35 y del Centro-Sur de Buenos Aires hacia Junín por la ruta 33. Las exportaciones para la 2021/2022 se estiman en 20.000 toneladas, lo que refleja la posibilidad de exportación de algún buque con girasol desde los puertos del norte de Buenos Aires.
Extensiones modestas
El girasol se posiciona como la segunda oleaginosa más importante en nuestro país, por detrás de la soja. La distribución geográfica se distribuye entre la provincia de Buenos Aires, con poco más de la mitad del área sembrada total y, al sumar las provincias de Chaco, Santa Fe, La Pampa y Santiago del Estero, se alcanza al 97% de la superficie sembrada a nivel nacional.
El análisis de Bruno Ferrari y Patricia Bergero, además de una perspectiva histórica, trazó una estratificación de los productores. El girasol tuvo un importante auge en Argentina entre las décadas del 30 y 50; 60 hasta mediados de los 70; y en los 80 y 90, con una caída posterior en su importancia relativa desde comienzos de siglo. La declinación en superficie se debe a la competitividad que le presentó la soja, fuertemente estimulada por la creciente demanda internacional por proteínas y la introducción de la RR, y la competencia del aceite de palma, cuyos costos de producción eran relativamente menos onerosos que los de girasol.
La mayor producción en el país se alcanzó en la campaña 1998/99, con 4,2 millones de hectáreas y 7,1 millones de toneladas. A partir de entonces el cultivo fue declinando, hasta alcanzar una estabilidad productiva en un menor nivel desde comienzos de siglo
En su momento de auge, la participación relativa del girasol entre el conjunto de las oleaginosa llegó a representar el 30% del total mientras que con la caída en superficie sembrada y la expansión de la soja se observa una menor participación que hoy se ubica en torno al 9%.
En materia de la estratificación productiva, si se analizan los datos del Censo Nacional Agropecuario 2018, se observa que las explotaciones agropecuarias son de pequeño tamaño relativo en términos promedios. A nivel nacional, el tamaño medio de cada explotación se estima en 191,9 ha, con la provincia de Buenos Aires un número inferior de 185,5 ha al igual que Santa Fe y La Pampa, que obtienen una extensión promedio por explotación de 151 y 179,2 ha. Al tiempo que Chaco se encuentra por encima del promedio con 230,2 ha, Santiago del Estero exhibe el guarismo más alto con 554,9 ha.