Expectativa de recuperación en algunos cultivos tras las lluvias

Los últimos siete días fueron el tiempo de una inédita ola de calor, que finalizó con la llegada de precipitaciones de diversa intensidad y generan la esperanza de revertir -en algunos casos- la afectación que padecieron los cultivos del centro norte santafesino, principalmente soja y algodón.

El relevamiento semanal del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Comercio de Santa Fe indicó que las temperaturas superaron los 44° centígrados hasta que, a partir del domingo, precipitaron entre 30 y 90 milímetros con la característica de haber sido de regular intensidad. Esto posibilitó «la infiltración de cada mm caído, permitiendo así la lenta y eficiente carga de agua en los perfiles de los suelos», revirtiendo «las difíciles situaciones, generando nuevas y buenas expectativas por las futuras reacciones y respuestas de los cultivares al nuevo panorama».

Según el reporte, el cultivo de soja cuenta con las mayores chances de revertir el golpe del calor y la sequía. En los primeros 16 días del año, las parcelas de primera presentaron variaciones en sus estados, «observándose limitaciones en su crecimiento, amarillamiento o marchitamiento de hojas y en lotes puntuales, la pérdida de plantas por mortandad». Con las lluvias, «se estaría ante una posible reacción de los cultivares, dependiendo de la etapa fenológica en que cada uno de ellos, se encontraba cursando». Entre las de segunda, todas en estado vegetativo, durante la semana se observó mortandad de plantas por estrés, que afectó el stand de las mismas, por unidad de superficie.

Por otra parte, el clima fue muy desfavorable para el estado de los algodonales, que continuaron siendo afectados por las altas temperaturas y la ausencia de precipitaciones. Se acentuaron los síntomas de estrés hídrico y térmico, registrándose en lotes con floración avanzada un daño importante en cuanto al número de cápsulas retenidas y con la caída prematura de las hojas. También se observaron cultivos en etapa de pimpollado con escasa generación de estructuras reproductivas y magro crecimiento. Las aplicaciones de herbicidas y reguladores de crecimiento no se realizaron por la falta de agua y por las elevadas temperaturas.

Sobre los maíces de primera, el dato es que comenzó la trilla de algunos lotes con destino a grano, aunque sin reporte de rendimientos. Mientras, continúan las tareas de ensilado para alimento animal. «Los resultados obtenidos en el picado/embolsado continuaron siendo muy dispares, en general se logró un rendimiento promedio de 8 a 10 m/bolsa/ha pero, durante la recolección, el ambiente climático cálido y el material vegetativo seco a muy seco, alteraron no solo la cantidad del producto, sino también su calidad y con serias dificultades en la concreción de buenos trabajos», advirtió el informe.

Finalmente, avanzó rápidamente la trilla de girasol durante los días secos. Los rendimientos promedios se mantuvieron y fluctuaron entre valores mínimos de 12 a 14 qq/ha y máximos de 30 a 32 qq/ha, con lotes puntuales de 34 qq/ha. «Fueron vistos por el sector productivo como interesantes, buenos a muy buenos», indicó el SEA, pero alertó que persiste la inquietud por la numerosa presencia de palomas o cotorras, que afectaron y afectarían los capítulos florales. «Realidad constante en cada campaña, con aumento de los daños y perjuicios sobre los rendimientos».

Fuente: Campo Litoral

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