Las declaraciones del presidente Alberto Fernández sobre un posible aumento de retenciones y un potencial regreso de los cupos de exportación generaron un fuerte rechazo en el sector agropecuario.
«(Las declaraciones) son preocupantes porque desconocen la dinámica de la formación de precios y parten de una mirada prejuiciosa en la que el campo y los productores somos siempre los culpables», comentó el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Carlos Vila Moret.
En representación de la entidad de productores, Vila Moret comentó: «No se sabe hasta qué punto es desconocimiento o un relato ideológico que les sirve para la interna».
«En todo caso, lo cierto es que aunque lo hemos dicho varias veces, vale la pena repetirlo: los productores no somos formadores de precio ni en la carne, ni en el pan ni en ninguno de los productos de la ‘mesa de los argentinos’, y la incidencia de la materia prima en el precio final es mínima», agregó.
Para entender lo «absurdo» de la teoría del desacople de precios, desde la Sociedad Rural hacen un ejercicio hipotético: «Supongamos que, con la excusa del traslado a precios, mañana inventan un nuevo impuesto del 30% sobre el trigo. Con suerte, lograríamos -si es que esa diferencia no se la quedan los intermediarios- en vez de valer 20 pesos un kilo de trigo valga 14, o sea 6 pesos menos».
Y suponiendo que esos 6 pesos efectivamente no se queden en la cadena -es decir, no se lo metan en el bolsillo el molinero o el panadero- 1 kilo de pan en vez de costar 150 pesos va a costar 144 pesos.
En otras palabras: «Por pretender bajar 6 pesos el kilo de pan vamos a destruir una actividad entera, lo que nos va a llevar a perder miles de millones de dólares de exportación».
Ahora bien, si llegamos a esta conclusión con un impuesto hipotético del 30%, imaginemos lo que ocurriría con un aumento que es una décima parte de nuestro ejemplo.
Sin duda, sería una mejora en la ecuación económica de la molinería, pero ¿cuánto puede impactar en un kilo de pan? El kilo de trigo en vez de valer 20 pesos va a valer 19,40, por lo que la disminución en el precio del pan sería imperceptible.
Sin embargo, Vila Moret advierte que la consecuencia de esto sería una menor superficie sembrada, lo que equivale a una menor oferta y una mayor presión sobre los precios. O sea que este tipo de medidas tendría un efecto opuesto al deseado: «La única manera de garantizar el abastecimiento en el mercado doméstico a precios accesibles es apuntalar la producción. Lo que hay que hacer es producir más. En la medida en que la agricultura y la ganadería sean negocios rentables, más productores se volcarán a ellos, lo que engrosará la oferta y hará que los precios sean razonables».
Por lo tanto, «creer que con medidas como un aumento de retenciones o la implementación de cupos de exportación se va a lograr una mejora para el consumidor es desconocer cómo se forman los precios y cómo gravita el valor del commodity en precio final al consumidor. Y este ejemplo que usamos para el trigo, sirve también para el maíz, la carne y el resto de los productos», agrega.
Continuando con el ejemplo del trigo, desde la SRA advierten que hay que tener en cuenta que al momento se anotaron 9 millones de toneladas para exportar y que el exportador ya pago retenciones por 12%: «De acá en más, si se aumentan las retenciones a 15%, y siendo que este año lo disponible para exportar rondaría entre 9 y 10 millones de toneladas, al único que va a perjudicar es al productor, generando una ganancia plena para el exportador que ya anotó y pagó por 12%».
Con lo cual, a los efectos concretos del mercado, un aumento de retenciones al trigo no tendría impacto fiscal como tampoco tendría efecto sobre los precios al consumidor.
Tan solo basta ver cómo evolucionó el precio del pan cuando en 2018 el anterior gobierno volvió a poner las retenciones de 4 pesos por dólar exportado: el precio del pan, lejos de bajar, siguió el curso de la inflación.
Esto demostraría, tal cual lo hizo la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que el precio del alimento no está tan relacionado con el costo de producción, como sí con el valor de la demanda que a su vez tiene que ver con el exceso de emisión y el aumento del gasto, verdaderas causas de la inflación.
«Un eventual aumento de retenciones o la implementación cupos de exportación tendría un impacto sobre el precio que recibe el productor y sobre su proyección de inversión y siembra. El uso de estas herramientas ya tiene un resultado conocido en el pasado cercano: caída de la producción y de las exportaciones y, por lo tanto, una pérdida de merados externos y un menor ingreso de divisas», concluye Moret.
Fuente: Agrofy News