¿Es posible hacer soja responsable? “Hoy cada vez más empresas requieren que se produzca en suelos no deforestados”, reconoce Rodolfo Rossi

La cadena global de la soja está severamente cuestionada socialmente por el creciente uso de agroquímicos, el corrimiento de la frontera agrícola sobre montes y bisques nativos, y la degradación general de los suelos. Frente a esas críticas, existe una organización global, la Asociación Internacional de Soja Responsable (RTRS), que promueve en el concepto de “soja responsable” o “soja sustentable”. Ese debate ya está entre nosotros, en la Argentina, tercer país productor de soja en el mundo.

La Round Table on Responsible Soy Association reúne en diferentes países a productores, procesadores y exportadores del poroto, que trabajan junto a bancos y organizaciones sociales para tratar de mostrarle al consumidor que el cultivo se realiza de manera sostenible. Es una organización fundada en 2006 en Zurich, Suiza, que promueve el crecimiento de la producción, el comercio y el uso de soja responsable mediante la cooperación de actores relevantes de la cadena de valor, desde la producción hasta el consumo, los cuales deben desarrollar, implementar y verificar estándares de certificación global.

Rodolfo Rossi, ex presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), explicó a Bichos de Campo que la presión de los consumidores es visible. “El tema de la deforestación es un tema político y real”, reconoció.

“Hoy cada vez más empresas requieren que se produzca en suelos no deforestados, pero también es cierto que en América Latina nos sentimos señalados y presionados, siendo que en los últimos siglos se deforestó mucho mas en el resto del mundo de lo que se deforestó en Argentina, Paraguay y parte de Brasil”, aclaró el especialista en genética de soja.

Rossi contó que en Argentina hay una serie de empresas que participan de la RTRS. Aceitera General Deheza, Adeco Agropecuaria, Ledesma y Los Grobo son algunas de las tantas que completan la nómina, y también la firma Caldenes Agropecuaria, cuya directora Marina Born tiene actualmente la presidencia de la RTRS a su cargo.

Hace poco la RTRS recordó a sus más de 160 miembros participantes que deben presentar su reporte anual de progreso conforme a lo establecido en el Estatuto que firmaron, y que tendrán tiempo hasta abril de 2021 para informar sobre sus actividades y desempeño con relación a la promoción de la producción, el procesamiento, la comercialización y el consumo responsable de soja.

Rossi rememoró que él también fue de la partida de la conformación de aquel estatuto. “Lo hicimos junto a Rabobank, el banco de Holanda, el país donde más se impulsaba esta asociación, y también participó Greenpeace”. Para la RTRS inicialmente no podía haber una soja responsable que fuera transgénica, pero Rossi resaltó que en Argentina y Brasil lograron que el transgénico también pudiera ser certificado.

De todos modos recordó que “los interesados en comprar soja o derivados en Europa se ponían cada vez más complicados si no tenías el logo de la RTRS. A mi, como funcionario de Nidera, también me toco trabajar en este tema y por eso la firma empezó a certificar en fabricas de aceites de Europa y acá en Argentina”.

Acsoja trabajó durante diez años junto a la RTRS. “La ventaja que te daba era tener reunidos a productores, industriales y organizaciones sociales en un mismo lugar. Pero dado que ya había muchas empresas argentinas que certificaban la soja, incluso la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid), decidimos quedar desde Acsoja como observadores y no como activos porque eso implicaba pagar una cuota bastante alta por año”, describió.

¿Y cómo certificar que una soja es sustentable bajo los estándares de la RTRS? Hay dos maneras: o bien la producción de soja es auditada y verificada por entes de certificación acreditados internacionalmente a nivel de establecimiento agrícola, o bien cada actor de la cadena de suministro, empezando por la producción, es auditado.

Ser productor RTRS implica regirse por cinco principios básicos de responsabilidad social y ambiental: cumplir con las leyes y las buenas prácticas empresariales, proveer buenas condiciones laborales, respetar y generar lazos con las comunidades locales, cuidar el medio ambiente, y llevar adelante prácticas agrícolas adecuadas.

Entre los objetivos que persigue la RTRS, que fue concebida también para producciones como el aceite de palma, el café, la madera, entre otros, no figura sólo evitar la deforestación sino combatir también el trabajo infantil, pagar salarios dignos, impuestos, cuidar el uso de agroquímicos, el agua y el aire, entre otras cuestiones.

Brasil, que es cuestionado por el avance de la agricultura sobre el Amazonas, trabaja sobre todo en el concepto de soja libre de deforestación.

Aquí en la Argentina, Rossi mencionó que las cadenas de cultivo de Argentina trabajan en un proyecto que “probablemente vea la luz en febrero o marzo, con un cálculo real de lo que puede crecer la Argentina con este modelo. Hay cifras que muestran que Argentina redujo la velocidad con la que se venía desmontando en los últimos 10 años”.

En el Gran Chaco argentino hubo un gran período de desmonte durante los ´90, donde el 70% a 80% de la producción era mayoritariamente algodón según Rossi. “De hecho llegamos a sembrar 1 millón de hectáreas de algodón en Argentina, pero luego entró la soja y ese fue otro cantar”, recordó Rossi.

De todos modos, el ex presidente de Acsoja declaró que “existe un compromiso muy importante por frenar la deforestación y existe una ley de presupuestos mínimos de protección ambiental de bosques- la ley 26331- que debe ser puesta en práctica por cada provincia en particular”.

Fuente: Bichos de Campo

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