43.000 hectáreas: cómo hizo un gigante argentino para reconvertir su negocio multimillonario

La progresiva erosión de la rentabilidad sobre los lotes marginales en el negocio agrícola de Ledesma, el gigante agroindustrial de los hermanos Blaquier Arrieta, motorizó hace solo un lustro el traspaso de más de 5000 hectáreas a la actividad ganadera a través de un programa de reconversión productiva de tres fases que, en el último ejercicio anual, mostró excelentes resultados.

Balance de Ledesma y reconversión del negocio

El negocio “productos agropecuarios” de Ledesma, que engloba lo que históricamente fue la subsidiaria La Biznaga y que se desarrolla sobre más de 43.000 hectáreas productivas, repartidas en cuatro establecimientos, exhibió en el balance presentado la semana pasada, ingresos anuales por $3893 millones y ganancias netas por $1005 millones, donde la ganadería aportó casi la mitad de ese resultado. Si bien sólo representó un 9% de las ventas totales de la compañía, el agro explicó casi un 20% de las ganancias en el ejercicio.

Andrés Blaquier, sobrino de Carlos Pedro, es el director del Negocio Agropecuario de Ledesma y, en diálogo exclusivo con Agrofy News, repasa la evolución de este programa que está a punto de ingresar a la última fase. “La mayor rentabilidad está en la transformación interna de los procesos”, comenta y amplia: “Llegamos a sembrar 18.000 hectáreas de cultivos sobre campos alquilados que nos aportaban baja rentabilidad. Hoy, ya no lo hacemos. En cambio, en solo cinco años, pasamos de una producción de 2 millones de kilos de carne a 7 millones potenciales en el último ejercicio y apuntamos a elevar esa cifra a 8,6 millones en dos años”.

Los feedlots donde Ledesma termina el ganado se abastecen de maíz en grano y allí radica la potencialidad. “Si el maíz está barato lo transformamos en carne, pero si su valor sube a cierto nivel lo vendemos como grano”, aclara el director de la firma que, según expresa en su último balance, no pudo aprovechar plenamente el boom del precio de los commodities tanto por la venta anticipada del 50% de la cosecha como por la dura sequía de verano que le arrebató un 25% de la producción.

¿Cómo lo hicieron?

“El uso de agroquímicos caros para eliminar malezas resistentes al glifosato aumentó el costo en dólares y erosionó la rentabilidad de las hectáreas agrícolas marginales o riesgosas de anegamiento”, repite Blaquier y explica: “En una primera fase se incorporaron los cultivos de cobertura dentro del área agrícola modificando la rotación y la secuencia agrícola. Si bien estos cultivos se pensaron y diseñaron para ahorrar en control de malezas, de fertilizante nitrogenado, bajar la erosión hídrica y eólica del suelo y aumentar la captura de C02 del aire aumentando la materia orgánica del suelo, adicionalmente significó una oferta forrajera muy importante que nos llevó a poder producir potencialmente siete millones de kilos de carne. A su vez, dada la necesidad de semilla sembramos nuestros propios semilleros de coberturas para bajar el costo”.

En una etapa siguiente, se procedió a la sistematizamos de todos los campos de la provincia de Buenos Aires, ordenando caminos y canales. “La Biznaga, en Roque Pérez, fue el último. Ahora tenemos una hectárea agrícola buena y segura que drena a la superficie ganadera que tiene pasturas y solo un par de días más tarde, drena a campos más bajos y se suma al sistema público de drenajes”, describe al hacer referencia a la Fase 2, y sigue: “Decimos que en agricultura tenemos un balcón de carne, la productividad aumentó tanto que no solo recuperamos 1000 hectáreas sino también que ahora vale la pena sistematizar hasta el último m2 del campo para asegurar la vida de las pasturas y disminuir la afectación hídrica en las zonas agrícolas”.

Asimismo Blaquier adelanta que la Fase 3 está planificada y lista para ejecutar. “Los cambios efectuados hasta acá incrementaron tanto el rendimiento agrícola como el negocio ganadero. A su vez, hay 120 kilos de carne casi gratis a partir de las coberturas, porque eso nos bajó los costos de agroquímicos y nos queda todo ese recurso forrajero gratuito, algo que queda descontado en los costos de la ganadería”, desarrolla el empresario y completa: “Así el costo para producir carne bajó violentamente y se tradujo en una mejora del 40% en la rentabilidad integral del negocio y los campos se ven verdes todo el año”.

La articulación granos-carne

“La mejor defensa frente a precios caros en dólares es por medio de la financiación pesificada, para deber en pesos, y la compra de un 33% menos de terneros que son reemplazas por novillo en capitalización, esto es así porque el efecto de una tenencia negativa que baja el valor en dólares del stock se recupera con la futura compra de terneros en igual valor que los novillos de recría que se venden y esa relación es de 1,5 terneros de 180 kilos por cada novillo de 320 kilos y así se calza la venta con la compra a valor carne”, explica Blaquier la dinámica para el ejercicio en curso y agrega: “El año que la tenencia se vuelve positiva se toma la ganancia y así sucesivamente”.

Ledesma proyecta llevar el número de vientres propios a 10.000 desde los 7000 actuales, pero no descarta incrementar la compra de terneros que el último año alcanzó las 19.000 cabezas y podría trepar a 21.000. “Eso nos permitirá una producción potencial de 8,6 millones de kilos de carne sin incrementar la infraestructura porque ya duplicamos la capacidad de los feedlots”, señala el directivo de Ledesma y cierra con una comparación que resume el salto productivo: “En la época que eramos ‘super ganaderos’ llegamos a producir 3,5 millones de kilos. Luego, bajamos a 2 millones, en 2015, y, ahora, pensamos llegar a un potencial de 8,6 millones, pero habiendo sostenido la producción agrícola sobre campos propios estable en los últimos 20 años”.

Ante el interrogante si la familia Blaquier Arrieta tiene interés en aprovechar los precios relativos a la baja del suelo de la tierra para salir de compras, el director del Negocio Agropecuario de Ledesma, señala: «Antes de crecer en escala, tenemos que evaluar el riesgo y en ese sentido tuviésemos que vender unas 10.000 hectáreas de Centella y comprar una superficie equivalente en el norte de la provincia de Buenos Aires para diversificar nuestro riesgo geográfico”.

Fuente: Agrofy News

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